El Gran Terremoto de Lisboa de 1755 fue uno de los eventos más devastadores de la historia de la humanidad. Ocurrió el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, cuando muchas personas estaban en las iglesias, lo que hizo que la tragedia fuera aún más catastrófica. Con una magnitud estimada entre 8.5 y 9 en la escala de Richter, el terremoto fue seguido por un tsunami y múltiples incendios que destruyeron gran parte de la ciudad.
El impacto se sintió en toda Europa y el norte de África, pero Lisboa fue el epicentro del desastre. Se estima que entre 30,000 y 50,000 personas perdieron la vida, y edificios históricos, iglesias y barrios enteros fueron destruidos. El tsunami también afectó las áreas costeras de Portugal y España, causando más muertes y destrucción.
A pesar de la calamidad, el terremoto marcó el comienzo de una nueva era para Lisboa. Bajo el liderazgo del Marqués de Pombal, la ciudad fue reconstruida con un plan urbanístico innovador que incluía calles amplias y edificios resistentes a terremotos. La famosa frase atribuida al Marqués, «Enterrar a los muertos y cuidar a los vivos», refleja el enfoque pragmático y visionario que guió la recuperación de la ciudad.
El evento también influyó en la filosofía y la ciencia. Pensadores como Voltaire y Kant debatieron sus implicaciones sobre la religión, la naturaleza y el papel de la humanidad ante las tragedias. Además, los estudios científicos sobre terremotos avanzaron significativamente tras el evento.
El Gran Terremoto de Lisboa: Impacto, Tragedia y Renacimiento
Hoy, el Gran Terremoto se recuerda como un momento crucial en la historia de Lisboa, moldeando su arquitectura, ciencia y mentalidad colectiva. Museos y monumentos en la ciudad preservan la memoria de este desastre, honrando los desafíos y el renacimiento de una de las ciudades más hermosas del mundo.
El impacto del Gran Terremoto de Lisboa fue más allá de la destrucción física y la pérdida de vidas; desencadenó debates sobre temas religiosos, sociales y científicos. En ese momento, muchos creían que el desastre era un castigo divino, mientras que otros cuestionaron esta perspectiva, abriendo paso a discusiones filosóficas sobre el papel de la ciencia y la razón en la comprensión de los fenómenos naturales
El evento también motivó los primeros estudios sistemáticos sobre sismos, marcando el inicio de la sismología moderna.
Además, la reconstrucción de Lisboa se convirtió en un ejemplo de resiliencia e innovación. La introducción de estándares urbanísticos, como los edificios «pombalinos» diseñados para resistir temblores, fue revolucionaria para la época.
Este modelo de reconstrucción inspiró a ciudades en todo el mundo. Lisboa renació más fuerte, y el espíritu de superación se convirtió en parte de la identidad portuguesa. ¿Saber más?