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Sobre el Palacio Nacional de Mafra

El imponente Palacio Nacional de Mafra, una de las joyas arquitectónicas de Portugal, domina todo el espacio central de la villa de Mafra. Sus dos torres simbolizan el poder y la majestuosidad de la monarquía portuguesa: la Torre Norte, destinada al Rey, y la Torre Sur, a la Reina. Ambas están conectadas por una majestuosa galería de 232 metros de longitud, el corredor palaciego más largo de Europa, donde, en el siglo XVIII, la corte paseaba en medio de audiencias reales, exhibiciones de joyas, vestidos lujosos y, por supuesto, las intrigas que hervían tras bambalinas.

Palacio Nacional de Mafra

En el Palacio, el Rey y la Reina vivían en alas completamente separadas. Cada torre contaba con su propia estructura funcional, con cocinas ubicadas en los sótanos, despensas y almacenes en la planta baja, aposentos para los camaristas o damas en el primer piso, los cuartos reales en el piso principal y los alojamientos para los criados en los áticos. Esta disposición reflejaba no solo la grandeza del espacio, sino también la rigidez de las normas y costumbres de la época.

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Un Poco de Historia

La decoración inicial del Palacio reflejaba su magnificencia: tapices flamencos, alfombras orientales y muebles encargados exclusivamente para sus salones. Sin embargo, cambios significativos ocurrieron durante el reinado de D. João VI, quien promovió una campaña de decoración mural bajo la dirección de Cyrillo Volkmar Machado. En 1807, con la huida de la Familia Real a Brasil debido a las invasiones napoleónicas, muchos de los tapices, cuadros y muebles fueron llevados al otro lado del Atlántico, donde finalmente permanecieron.

Los hijos de la realeza también tenían sus espacios dedicados. Para los príncipes, se reservó un palacete en el extremo noreste del edificio, mientras que las princesas ocupaban el lado sureste. Tras la muerte de D. Fernando II, esposo de la reina D. María II, la dinámica del Palacio cambió significativamente. La Familia Real pasó a habitar únicamente la Torre Sur y su ala adyacente, mientras que el resto del edificio se destinó a recibir huéspedes ilustres. Durante este período, se realizaron algunas intervenciones decorativas, especialmente para eventos destacados como el matrimonio de D. Pedro V y Estefanía de Hohenzollern-Sigmaringen.

Al final de la monarquía portuguesa, el Palacio Nacional de Mafra fue testigo de un momento histórico: el último rey de Portugal, D. Manuel II, pasó su última noche en el país allí, del 4 al 5 de octubre de 1910, antes de partir al exilio en Inglaterra.

Un Patrimonio Vivo

Hoy, el Palacio Nacional de Mafra es un testimonio de una época de esplendor y transformación, guardando en sus paredes ecos de historias, tradiciones y cambios que marcaron la historia de Portugal. Visitar este lugar es emprender un viaje en el tiempo, sumergiéndose en los detalles de una era que dio forma al país y a su cultura.

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